Los impactos de las actividades recreativas en el medio
natural
A continuación se consideran y describen los principales
impactos potenciales de algunas de las actividades recreativas que con mayor
frecuencia se realizan en los espacios naturales protegidos:
Senderismo
Bajo esta denominación se incluyen los paseos y recorridos a
pie de distinta duración realizados en zonas recreativas y senderos existentes
o adecuados para tal fin. En muchas ocasiones esta actividad también tiene
lugar fuera de los senderos, siendo los efectos similares aunque la falta de un
itinerario claro suele llevar a una proliferación incontrolada de nuevos
senderos. El término de senderismo está ligado al concepto de sendero de gran
recorrido. Éstos se desarrollaron en Francia y otros países europeos a mediados
del siglo XX, en los que se recuperaron y señalizaron varios itinerarios. En la
actualidad el término puede tener diferentes acepciones. Por una parte se
interpreta como una actividad deportiva practicada en las redes de senderos de
gran y pequeño recorrido; también se aplica a los desplazamientos a pie por
áreas naturales con fines recreativos sin seguir itinerarios establecidos por
las correspondientes federaciones, o bien como una forma de conocer la
naturaleza interpretando adecuadamente lo que se encuentra o sucede a lo largo
del camino. Esta última variante será la que más interese al monitor de
espacios protegidos, pues recordemos que su función no será la de guía de
montaña. En el desplazamiento a pie el pisoteo es la acción que tiene más
efectos ecológicos negativos. Con respecto al suelo, la primera consecuencia es
la destrucción de hojas y materiales acumulados que componen el horizonte superficial
del humus. Esto conlleva una disminución del contenido en materia orgánica. La
presión del pisoteo produce un incremento de la densidad del suelo que se
compacta. Se reduce la macroporosidad y se impide la aireación, llegándose a
una pérdida de la capacidad de infiltración del agua en el suelo.
El impacto más grave en las sendas es la erosión, cuyo
desarrollo depende de las características del suelo, la pendiente, el nivel de
uso y el propio diseño del sendero. La compactación, la pérdida de cubierta
vegetal y la disminución de la capacidad de infiltración provocan un aumento de
la escorrentía que tiene mayor poder erosivo. El agua se canaliza por los
senderos que van progresando en anchura y profundidad para transformarse, en
los casos más graves, en auténticos torrentes. Llegados a este punto, se
modifican la escorrentía local y la red de drenaje. Al final, puede producirse
la desestabilización de la ladera con movilización puntual de materiales. El
pisoteo ocasiona daños directos en la vegetación e influye en la pérdida de
vigor de las plantas, disminuyendo la regeneración. La pérdida de cubierta
vegetal facilita la acción erosiva de las aguas de arroyada, que pueden
producir la exposición de raíces. En términos de biomasa perdida, la apertura
de senderos nuevos es uno de los mayores impactos en las áreas recreativas. La
cuantía e intensidad de estos daños dependerán de los diferentes ambientes que
atraviese el sendero (las turberas son más sensibles que las praderas de
herbáceas). Cuando un sendero soporta un elevado tráfico, los visitantes
tienden a ocupar bandas anejas al sendero, ampliando su anchura. En los lugares
más emblemáticos de los espacios protegidos (cascadas, miradores), se producen
retenciones en los senderos que soportan una elevada carga instantánea y
algunos visitantes deciden acortar el tiempo de espera, saliendo de los
senderos principales con el ánimo de superar los atascos. Estos comportamientos
provocan la apertura de nuevos senderos alternativos al principal que conduce
al centro de interés a visitar.
El senderismo causa molestias en las especies de mamíferos
de mayor talla y estrés en especies sensibles, sobre todo si la actividad se
realiza en épocas críticas (reproducción). Lógicamente, los senderos guiados
están trazados alejados de los lugares sensibles para no producir estos
impactos. Los senderos más usados suelen llevar un tratamiento del firme y
ciertas medidas correctoras para evitar su rápido deterioro sobre todo en las
zonas con mayor pendiente. Los senderos son utilizados habitualmente por
diferentes tipos de usuarios (senderistas, visitas guiadas, bicicletas de
montaña, caballerías). No siempre son compatibles estas actividades en los
mismos senderos. Por ello el Programa de Uso Público de cada espacio protegido
debe determinar cuál es el régimen de compatibilidad. La experiencia recreativa
de cada usuario se verá afectada por las condiciones de desarrollo de la
actividad. Por ejemplo, la satisfacción de un usuario de una ruta guiada
variará si se encuentra en su recorrido con varios grupos guiados o con grupos
de visitantes muy numerosos. De la misma forma su experiencia recreativa
decrecerá si comparte el espacio con otras actividades que pueden ser molestas
al paseante (rutas en todoterrenos, bicicletas de montaña, rutas ecuestres).
Acampada
La acampada libre en su día fue una de las actividades más
dañinas en los espacios de carácter forestal como en el caso de las Sierras de
Cazorla y Segura (antes de su declaración) y en los espacios naturales
costeros. Actualmente la acampada organizada es una actividad restringida a
áreas concretas convenientemente dotadas, señalizadas y gestionadas en los
espacios protegidos, no estando permitida su práctica en algunos.
La instalación de tiendas en las áreas de acampada lleva consigo operaciones de
remoción y limpieza del suelo (rastrillado, retirada de piedras) que alteran el
microrrelieve del terreno. Esto provoca efectos directos sobre la fauna
invertebrada y la vegetación, reduciéndose la cubierta vegetal y dificultándose
la germinación. Los surcos que se excavan alrededor de las tiendas contribuyen
a acentuar los efectos negativos que se producen en el área ocupada. El suelo
de estos lugares se compacta, pierde humedad y se modifica el microdrenaje,
haciéndose prácticamente imposible la recuperación natural. En las áreas de
acampada, los impactos son graduales y se distribuyen concéntricamente. En los
núcleos ocupados por las tiendas disminuye la infiltración de agua, decrece la
actividad de las raíces y desaparece la cubierta vegetal. La realización de
fogatas lleva consigo la recogida de matorrales, ramas y tocones de árboles caídos.
Estos juegan un importante papel en los ecosistemas forestales, pues son el
hábitat para muchas especies. Su extracción para utilizarlos en fogatas provoca
una disminución en la productividad del suelo y en la diversidad de especies.
Normalmente, el área afectada es mayor que los núcleos centrales de acampada,
considerando éstos como las superficies ocupadas por grupos de tiendas. La
superficie ocupada por las fogatas es pequeña, si bien con impactos serios. Se
altera la materia orgánica en profundidad y se destruye la cubierta vegetal,
produciéndose una disminución de nutrientes, de la humedad y de la capacidad de
infiltración del suelo. Los efectos en la vegetación son concéntricos y la
cubierta vegetal llega a desaparecer en un 90% en los núcleos de acampada,
siendo la germinación inexistente. En las zonas adyacentes o entre las parcelas
de acampada, los daños en arbustos y árboles son muy evidentes por su empleo en
fogatas y para infraestructura adicional (mástiles, piquetas, etc..). Además,
los árboles sufren descortezamientos y daños por clavos, cuerdas y diverso
utillaje. En zonas muy usadas, el descalce de raíces es común y los árboles maduros
comienzan a perder vigor, por lo que pueden llegar a caer bajo situaciones
desfavorables (tormentas, grandes nevadas). Las actividades que lleva consigo
la acampada (tránsito por los alrededores, recogida de leñas, actividades de
esparcimiento pasivo) también son otra fuente de impacto adicional. A pesar de
estar dotadas con contenedores, el sobreuso de las zonas provoca la
proliferación de basuras en los alrededores. Con respecto a la fauna, el
principal impacto es la alteración directa de los hábitats. Los más afectados
son algunos grupos de invertebrados, anfibios y reptiles y mamíferos de pequeña
talla. El trasiego de usuarios produce molestias para algunas especies que
optan por desplazarse a otros lugares. Las comunidades de aves y pequeños
mamíferos pueden experimentar ciertos cambios, aumentando las especies
oportunistas.
Vehículos
Los visitantes acceden a los espacios protegidos
principalmente en vehículos (coches y motocicletas). Además en algunos espacios
las rutas guiadas con vehículos todoterreno son uno de los servicios de uso
público. El panorama se completa con una red de pistas que en ocasiones están
accesibles al público. En todos los espacios existen aparcamientos
convenientemente adecuados, normalmente en las entradas, para facilitar la
visita a los lugares más significativos. Los principales impactos pueden
derivarse del sobreuso y de la ubicación de estos aparcamientos. En algunas
ocasiones estas áreas de estacionamiento han sido ensanchadas y los vehículos
ocupan áreas adyacentes. En este apartado se describen los impactos de los
estacionamientos no organizados y la circulación de cualquier vehículo por
pistas no asfaltadas y campo abierto. En las zonas de circulación libre, el
primer impacto es la destrucción directa de la cubierta vegetal, especialmente
el estrato arbustivo. Las especies herbáceas también son más sensibles a la
circulación de vehículos y desaparecen tras un uso intenso. Incluso con un
nivel de uso pequeño la cubierta vegetal experimenta un rápido descenso. Tras
el primer periodo de actividad, la cubierta herbácea tiende a recuperarse y con
niveles de uso relativamente moderados puede llegar a ser mayor que las
primeras veces que se utilizó el área. Esto se debe a que muchas de las
especies originales son sustituidas por otras más resistentes. Después de
sucesivos periodos de uso, el suelo se compacta y hay cambios en el microrelieve
del área que impiden la germinación y regeneración de las semillas de las
especies herbáceas. Esto ocurre fundamentalmente en aparcamientos, donde el
suelo experimenta grandes cambios en sus características. Por ejemplo, la
temperatura de superficies denudadas por rodaduras es superior en más de 5°C a
la de zonas contiguas cubiertas tan solo por especies resistentes. La
circulación de vehículos por pistas también tiene efectos perniciosos que
dependen sobre todo de la ubicación, trazado y firme de la pista, además del
nivel de uso. El problema más usual ocurre en aquellas pistas que no están
preparadas para soportar un uso público, pues se diseñaron para usos ganaderos
o forestales. Con respecto a la circulación fuera de pistas, la fragilidad del
sustrato por el que se realiza la actividad determina la magnitud del daño
ocasionado, pues las zonas volcánicas, las dunas y arenales, las turberas y los
saladares son mucho más sensibles que las áreas boscosas abiertas y las
praderas. La contaminación atmosférica puede llegar a ser un impacto importante
en aparcamientos y pistas muy utilizadas. Lo mismo puede decirse del aumento de
los niveles sonoros. El polvo levantado por los grupos de todoterrenos puede
incidir sobre la cubierta vegetal del entorno de las pistas. Los atropellos de
fauna son menos frecuentes que en las carreteras, pero en determinadas zonas y
épocas pueden causar daños sobre las comunidades de anfibios y reptiles, y en
menor medida mamíferos y aves. Estos daños se concretan en desequilibrios en la
proporción de machos y hembras, pues los atropellos masivos se producen en
época de reproducción. En ocasiones la cercanía a áreas sensibles es causa de
molestias en determinadas especies. Se han comprobado efectos negativos de
algunas pistas que discurrían por áreas de nidificación de algunas rapaces
(quebrantahuesos, águila real, azor). La circulación por cauces de arroyos y
ríos provoca alteraciones en las zonas de sedimentación y erosiona las
márgenes, aparte de la alteración de los biotopos acuáticos.
Bicicleta de montaña
Las bicicletas de montaña tienen efectos análogos al
senderismo. El trasiego por áreas sin senderos provoca la pérdida de vegetación
en las bandas de rodadura, formándose auténticas redes de senderos, que en
zonas de praderías de montaña son muy impactantes en el paisaje. Las sendas
progresan en profundidad y alteran la escorrentía y red de drenaje. Los efectos
sobre la vegetación son evidentes, pues el paso continuado elimina los arbustos
más pequeños. Si las bicicletas se desplazan por pistas forestales los impactos
son mucho menores que si lo hacen por senderos o por campo a través. La forma
de conducción de las bicicletas incide en la intensidad de los daños, siendo
más dañinas las bajadas de pendientes pronunciadas. Otros factores como el
tamaño del grupo de ciclistas o la meteorología inciden en la intensidad de los
daños sobre el suelo y la vegetación. El trazado de las rutas puede ser fuente
de impacto si discurren por lugares sensibles.
Rutas ecuestres
Las rutas guiadas a caballo son uno de los productos de uso
público ofertados en los espacios protegidos. Los impactos producidos
por estas actividades son similares a los generados por el
senderismo. La compactación del suelo derivada del paso de caballos es mayor
que la del pisoteo de visitantes. El efecto en la vegetación es más
pronunciado, sobre todo en las áreas utilizadas como descansaderos para los
caballos, donde el descalce de las raíces es máximo. En estas áreas también
habrá daños en los pastos y cambios en la composición de las comunidades. En
las áreas de descanso se producirá cierta acumulación de materia orgánica y la
aparición de especies nitrófilas. Debe prestarse especial atención a la
compatibilidad de las rutas ecuestres con otras actividades (bicicleta,
senderismo).
Merenderos y
actividades de esparcimiento
Se agrupan en este apartado las comidas campestres y todas
las actividades propias de áreas recreativas, tanto estáticas como dinámicas
(juegos infantiles, deportes, etc.). Normalmente, se realizan en áreas de
acampada y lugares fácilmente accesibles con vehículos. Los visitantes suelen
desplazar cierto utillaje para su recreo, al igual que ocurre con la acampada.
Los impactos principales se localizan en el suelo y vegetación. Si las medidas
de gestión no son las adecuadas pueden aparecer problemas, como la
proliferación de basuras. En estos lugares, la comunidad faunística sufre
ciertos cambios y aumentan las especies oportunistas (córvidos, zorros,
roedores). En general, decrece la diversidad de especies y hay cambios en las
comunidades. La ubicación de estas áreas recreativas puede ser muy impactante
en el caso de ocupar áreas críticas para especies de fauna más sensibles a la
presencia humana.
Actividades
deportivas más especializadas
En algunos espacios protegidos se desa rrollan actividades
especializadas que normalmente son practicadas por deportistas o visitantes con
intereses concretos. Estas actividades no son objeto del trabajo normal de los
monitores, por lo que no se entra en detalle para explicar sus impactos
ambientales. Entre estas actividades figuran algunas con cierta
"tradición" como la escalada o el alpinismo. Otras se han
desarrollado en los últimos años como consecuencia de avances técnicos o la
mejora de materiales. Figuran aquí algunos deportes que se están
comercializando como productos turísticos como el descenso de barrancos, el
rafting, el parapente o el ala delta. Los deportes como la espeleología o la
escalada realizados de forma consciente no presentan muchos problemas. La ubicación
de estas actividades y la intensidad de uso son los puntos fundamentales que
aumentan los daños.
En la espeleología los impactos se deben a restos de
carburos, basuras, pintadas y daños en cavidades por coleccionismo, estos
últimos suelen estar provocados por los visitantes a las cuevas y no por
auténticos espeleólogos. Los desplazamientos de éstos originan senderos en el
interior de las cuevas, produciéndose la compactación del suelo y la
acumulación de residuos en zonas muy poco accesibles. Las molestias a la fauna
hipógea suponen un impacto serio por la sensibilidad y dependencia de estas
especies.
Con respecto a la escalada, los principales efectos
negativos ocurren en las vías y en los lugares de concentración a los pies de
las vías. La fauna rupícola es la más afectada como consecuencia de las
molestias que puedan ocasionarse durante las épocas de reproducción. Si las
vías están muy próximas a los lugares de nidificación el impacto puede ser
severo e irreversible, llegando a producirse el abandono o el fracaso del éxito
reproductor. En las vías de escalada las plantas rupícolas tienden a desaparecerr.
Los materiales usados también son fuente de impacto. Por ejemplo el dióxido de
magnesio deja señales muy apreciables en las vías de mayor uso.
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