Las actividades guiadas son, sin duda, mucho más
dinámicas y efectivas que las autoguiadas. Aún así, es interesante recurrir a
una serie de estrategias que faciliten la participación activa y creen en el
visitante una sensación de implicación plena en la actividad.
Entre estas técnicas se podrían destacar las siguientes:
Estructurar
Se basa en dar instrucciones u organizar al grupo para
conseguir algún propósito como la observación de un elemento concreto,
desarrollo de alguna actividad, etc. Se puede estructurar verbalmente,
gesticulando, repartiendo información escrita, etc.
Preguntar
Una de las formas básicas de participación es a través de
la realización de preguntas al público que lo implique intelectualmente.
Existen niveles de preguntas que el monitor o el
intérprete pueden hacer a su audiencia para motivarla y lograr una mayor
integración en la actividad. Estos niveles son acumulativos.
• Preguntas para recordar. Se formulan
en tiempo pasado o condicional y buscan la conexión entre la vida cotidiana y
las experiencias de los visitantes y el lugar que se está visitando. Suelen
empezar con "Qué", "Dónde", "Quién", etc. Ejemplos:
¿Podría alguien decirme qué tipo de fruto produce la
encina?; ¿Sabría alguien decir dónde nace el Guadalquivir?
• Preguntas para analizar. Se formulan
en tiempo presente y su propósito es analizar, comparar o razonar. Ejemplos:
¿Recuerdan alguna planta que tenga las hojas parecidas a ésta?; ¿Saben decirme
en qué se diferencian las culebras de las víboras?
• Preguntas de nivel profundo. Se formulan
en condicional y tienen como objetivo pronosticar, evaluar y aplicar
información ya trabajada. Ejemplos: ¿Qué creen que ocurriría con las aves
carroñeras si en esta zona desapareciera la ganadería? ¿Cómo sería la
vegetación de esta zona si no hubiese tenido lugar un incendio?
Responder
En este caso, el que responde es el público y el
intérprete manifiesta algo ante dichas respuestas:
• Aceptar. El guía
acepta la respuesta sin juzgar ni dar más indicios.
· Aceptar pasivo: el intérprete, con un gesto o
una mirada, demuestra simplemente que ha oído al visitante.
· Aceptar activo: el intérprete amplía, añade o da
ejemplos basados en lo que dijo el visitante, demostrando que lo ha entendido.
· Aceptar con empatía: se acepta con cierta
muestra de sentimiento. Ejemplo:
Sí, parece que esta planta es un tomillo. La verdad es que a mí también me
cuesta mucho identificar este tipo de plantas.
• Usar Silencios. El guía
permanece en silencio y mira al resto del público, lo que permite que otros
también respondan y complementen o rectifiquen la respuesta del primero.
• Clarificar. Parecido a
aceptar activo (donde el intérprete sí entiende). Aquí el intérprete demuestra que no entiende y pide al público
elaborar más la respuesta.
• Facilitar información. El
intérprete, tras las respuestas del público, amplía con más información,
utiliza a otros visitantes, usa mapas, guías, instrumentos, etc.
Otras
estrategias
Además de las ya mencionadas existen otras estrategias
para hacer la información técnica más amena:
• Tanto sonreír como usar el humor (de manera
racional y moderada) facilitan el que la actitud del público sea más positiva
durante el desarrollo de las actividades.
Además, actuar de una manera demasiado seria puede crear
una atmósfera excesivamente formal.
• Mostrar, siempre que sea posible,
las relaciones causa-efecto, ya que ello favorece la comprensión por
parte del público y lo prepara para responder a las preguntas de nivel
profundo.
• Vincular la ciencia con la
historia humana o con las vivencias cotidianas de los sujetos. Por
ejemplo, para el público el tratamiento de la flora de un lugar será más
interesante si se la vincula al uso medicinal o culinario que hacían nuestros
antepasados o a sus posibles usos o aplicaciones en la actualidad.
• Usar metáforas visuales: Una metáfora
visual es una ilustración que explica algo que difícilmente podría plantearse
con palabras. Por ejemplo, una forma de describir la diversidad existente en
distintos países sería representando su superficie en función del número de
especies que en ellos habitan.
• Realizar simulaciones:
· Exagerar tamaños: Ejemplo: Si las termitas tuviesen
nuestro tamaño sus edificaciones sería casi tan altas como el Mulhacén.
· Exagerar escalas de tiempo. Ejemplo: Si el tiempo
pudiese acelerarse de manera que cada mil años pasasen en un segundo usted
podría ver cómo se erosionan las montañas.
· Usar una analogía predominante. Ejemplo: Comparar la
corteza de la Tierra con la piel de una naranja.
· Recurrir a situaciones imaginarias. Ejemplo: ¿Cómo
sería la vida del hombre si no existiese el petróleo?
· Personificar cosas y seres, es decir, conceder a
animales, plantas o minerales cualidades humanas. Ejemplo: Las piedras pueden
contarnos lo que sucedió aquí hace años.
• Enfocar a un único individuo. Al hablar por
ejemplo de un pinar, nos referiremos preferentemente al pino (y no a los pinos)
como protagonista.
• Utilizar formas verbales activas.
• Usar ejemplos y metáforas de
manera sistemática.
• Realizar comparaciones. Ejemplo: Las raíces de
las plantas son como dedos que se incrustan en la tierra.
• Siempre que el contexto lo permita, es recomendable contar
con ayudas visuales y otros elementos de apoyo. Así, por ejemplo, el guía
puede llevar en su mochila guías de campo; prismáticos; cuerda; vendas para los
ojos; brújula; mapas; reclamos; muestras de minerales, frutos, plumas, fósiles,
cortes de árboles, etc.
• Incorporar misterio. En interpretación se dice
que existe misterio cuando parte de la información visual permanece oculta y
sólo puede accederse a ella mediante el cambio de posición o la manipulación de
algún artefacto. También puede resultar muy motivante el crear cierta intriga
en relación con el final de una historia que se está contando o encontrar la
respuesta apropiada a ciertas preguntas mediante la observación de los elementos
del medio.
• Usar la prefiguración, que consiste en preparar
psicológicamente al público frente a algo que se verá o que ocurrirá después.
Ejemplo: Si pensaban que todas las flores olían bien,
pronto descubrirán hasta qué punto estaban equivocados.
• El utilizar leyendas, cuentos e historias reales o
ficticias suele ser de gran ayuda para despertar la imaginación y
curiosidad de los visitantes por determinados temas.
También da muy buenos resultados hacer referencia a
anécdotas personales o sucesos llamativos que hayan podido ocurrir en las
inmediaciones. Lo raro e
inusual siempre despierta gran interés entre la audiencia.
• Es fundamental incorporar actividades cortas durante
las paradas. La complejidad de dichas actividades puede aumentar a medida
que se desarrolla el itinerario.
Algunas de las actividades que pueden llevarse a cabo
serían: medir la altura de un árbol o la anchura de un río; realizar juegos y
otras actividades de educación ambiental; desarrollar actividades de carácter
sensorial; "buscar cosas"; etc.
• Un aspecto muy interesante a considerar es la
posibilidad de que el guía o intérprete anote en algún sitio fácilmente visible
(antebrazo, libreta, etc.) el nombre de todas las personas que participan en la
actividad de manera que pueda dirigirse a ellas personal y directamente.
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